En esto de las cartas tenemos muchas variantes, de forma que no es extraño que el famoso libro oracular como el I-Ching se haya adaptado también en formato cartas.
Tenemos desde las primeras versiones, una simple carta con el dibujo del hexagrama con fondo blanco a dibujos un poco más elaborados para representar la sentencia clave del significado de cada hexagrama, aunque todo hay que decirlo, sin mucho acierto.
La forma de adivinación con cartas excluye la posibilidad de que las líneas se transmuten o cambien, de forma que se excluye la posibilidad de tener una línea de yang-viejo y la línea de yin-viejo, de forma que el hexagrama seleccionado a través de la carta estará compuesto exclusivamente de líneas jóvenes.
La forma tradicional de consultar el oráculo es con los 50 tallos de milenrama, que también pueden ser de bambú o simplemente de madera.
La forma moderna es realizar la consulta con tres monedas chinas (a falta de ellas cualquier otro tipo de moneda), o bien, con la tirada de tres dados normales.
En cualquiera de estas tres consultas se pueden generar las cuatro líneas posibles; yin-joven, yang-joven, yin-viejo y yang-viejo. Pero también existe otra manera de consultar este oráculo:
La forma clásica, se usa mucho en china, en un jarro hay puestas 64 varillas de madera, en cuyo extremo está dibujado cada uno de los 64 hexagramas, entonces la linda chinita que realiza la pregunta se concentra en ella y sacude el jarro en forma de coctelera de manera que uno de las varillas cae al suelo. Esa es la respuesta del I-Ching, se recoge la varilla y se pregunta al monje del templo, que ronda por ahí, el significado del hexagrama.
Esta forma clásica de consulta viene a ser la misma que la actualizada forma de realizar la consulta sacando una carta, pues en ambos métodos sólo se genera un hexagrama, de manera que todas las líneas que componen el hexagrama son jóvenes, y dada la sabiduría del I-Ching no se precisa de nada más.
Para mí, esta forma de consulta con las cartas es la mejor, pues entramos directamente a la respuesta ofrecida por el libro clásico, ya que las líneas viejas que generan los distintos comentarios fueron añadidos muy posteriores por el rey Wen y ampliados por Confucio.
Ahora pasemos a ver unas poquitas cartas de I-Ching que se han editado (2 por cada mazo distinto).