El Carro
En la mitología existen varios dioses que cabalgan sobre un carro; Ares, Marte, Helios y Faetón.
El carro no es solamente un medio de transporte o usado para desfiles de la nobleza o del Emperador, el carro es también un elemento de guerra muy importante, por ello el dios de la guerra, Ares o Marte conducen un carro. En las clásicas carticellas se representa a los siete planetas conocidos en la antiguedad; el Sol, la Luna, Mercurio, Marte, Venus, Júpiter y Saturno.
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Estas representaciones de los siete planetas quedaron reflejados en las láminas del tarot con los siguientes nombres; el Sol, la Luna, (Mercurio desapareció), el Carro, los Enamorados, el Mundo y el Ermitaño. Sobre Venus lo vimos anteriormente al analizar la lámina de los Enamorados, ahora vamos a centrarnos en Marte.
En la carticella vemos al dios Ares o Marte con su yelmo dorado sentado en un carro, es evidente que no nos habla de una carroza de la nobleza ni tampoco de un desfile militar, ya que no tiene caballos, cuando ser confeccionó el tarot para distracción de la nobleza, ese carro de Marte se transformó en una simple carroza propia de reyes y nobles, de ahí que en el tarot de Carlos VI se representa seguramente al propio rey en un desfile militar, mientras que en las de Visconti-CaryYale y Visconti-Sforza se muestra un carro de ostentación seguramente como desfile de la novia, por ello, el que va dentro del carro es una mujer.
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Nótese como cada artista no daba importancia a los caballos, pues a veces, esoteristas posteriores han visto en ellos más de lo que realmente representan, el motor que mueve el carro. Mientras que en la carticella no hay caballo alguno, el de Carlos VI los caballos van de frente, el de Visconti van hacia la derecha y el de Sforza hacia la izquierda.
Es decir, los caballos miran donde les da la real gana, así en los tarots tradicionales el carro de Marte se transformó en un carro de un Príncipe, representando el triunfo y la victoria (aunque no hay presencia de laureles en el naipe que lo confirme), o bien, la herencia. Algunos caballos se miran entre sí (por lo que no saben a donde van), otros miran hacia una dirección y otros hacia la otra, incluso algunos caballos se muestran llevando la dirección contraria, es decir, un caballo mira hacia la izquierda y el otro hacia la derecha, lo que para algunos simboliza dos caminos que van en distinta dirección y el consultante, el que conduce el carro, deberá decidir entre dos opciones, claro que si los caballos miran hacia la misma dirección se “jodió” la interpretación, en otros, no ponen caballos, por lo que no hay camino, sino estabilidad o asentamiento, ya que sin caballos el carro no se mueve, y desde luego, hay quienes sustituyen los caballos por dos esfinges, cosa que indica que el consultante no irá muy lejos, pues que se sepa, las esfinges no pueden moverse por si mismas, pero le da al conjunto un toque egipcio de los más guay.
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Como fue más normal dibujar a alguien de la corte en lugar de un planeta, por ello, la carta no conservó el nombre de Marte que es lo que representaba originalmente (lo que vendría a ser una carta de conflicto o de guerra), pero tampoco se le bautizó con el nombre “Triunfo”, “Príncipe” o “Rey”, sino que se quedó entre medias, con el nombre de un objeto, el Carro.